He creído conveniente hacer un nuevo
paréntesis en la temática habitual de este blog (sin salir de la política) y
adentrarme en cuestiones fuera del ámbito catalán y estatal. Hoy es el día
después de las elecciones gallegas y vascas y es necesario reflexionar y
hacerlo público para que alguno tome nota…
Este artículo se va a centrar en las
elecciones gallegas ya que considero que son las más normalizadas puesto que no
ha habido históricamente un voto oculto por la ilegalización de opciones
políticas.
Entrando en el fondo de la cuestión,
basta con leer algunos medios de comunicación para comprobar, una vez más, el
trato frívolo y carente de sentido de la ética periodística de algunos
titulares. Éstos hacen referencia a la reválida, para la política destructiva del
Gobierno Central, que representa la mayoría absoluta de Feijóo. También se
destaca oportunamente que es la figura del líder popular gallego la que ha
parado el choque de la impopularidad tanto del Presidente del Gobierno como de
sus recortes. Lo sitúan además como futurible candidato a sustituir a Marianico
el Re-corto.
La realidad es otra. Analizando
someramente algunos datos electorales nos damos cuenta que Galicia no es el
Edén popular. La participación ha caído en más de 230.000 votos, el voto en
blanco roza ya los 40.000 y los nulos han aumentado en un 130%. Por si fuera
poco, el PP ha perdido 145.000 votos.
Por lo tanto la gente ha castigado a
Feijóo y ha mostrado su desconfianza ante el sistema de partidos actual.
Si el PP ha aumentado su mayoría
absoluta no es gracias a su gestión o al carisma de su candidato, es porque
carece de una oposición con cara y ojos que presente un proyecto viable,
creíble e ilusionante. El BNG se ha dividido y el PSdG se ha desplomado como
nunca.
La mejor baza de Feijóo ha sido Pachi
Vázquez y los socialistas, así como la irrupción de un nuevo partido de
izquierdas que le ha restado votos a toda la oposición. ¿Será el momento de
empezar a plantearse un nuevo Frente Popular siguiendo el modelo Syriza pero
sin dejar fuera a la socialdemocracia?
Tomemos nota de cara a los próximos
comicios.
Manel Clavijo Losada
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